14.8.06

La Geografía Sagrada de Augusto

Antecedentes
El sendero de Jano, el "Callis Ianus" , es el antecedente del actual Camino de Santiago.La forma latina compuesta por dos nominativos, Callis: sendero y Ianus: Jano es el origen de varios nombres propios: Callistianus, Calixtinus, Calistiano, Calistino, Calisto y Cagliano.
En la antigüedad existían individuos que poseían la facultad de abrevarse en el manantial de las aguas puras del sol y de la luna, estos magos velaban e interrogan a los astros sobre como debían de trazar en la tierra las líneas que estaban trazadas en el cielo.

Decumanus sobre el mapa del mundo de Agripa


Octavio Augusto primer emperador de Roma, en su identificación con los héroes Eneas y Rómulo, y con la valiosísima colaboración de su colega Marco Agripa, llevó a cabo una gran expedición para llevar la Luz hacía el territorio de Occidente.
Eneas y Rómulo fundaron Roma. Octavio Augusto fundó la nueva ciudad sagrada de Lucus Augusti (la actual ciudad de Lugo) en el extremo occidente del mundo conocido.
El Emperador tenía el destino de fundar una nueva Roma aeterna desde donde se gobernarían los pueblos mediante la justicia y la equidad.
La amistad de los jóvenes Octavio y Agrippa se comenzó a forjar en la Academia de Apolonia, fundada por Anaximandro en Macedonia cinco siglos antes, el aprendizaje que en ella realizaron les permitió acometer su tarea desde el conocimiento directo de la tradición primordial.
La Ciencia Sagrada fue el instrumento para su conquista, su cometido fue hacer que volviera el Orden y la Armonía a la ciudad, siendo ésta la representación de la Cosmogonía.
La Ciudad Sagrada de Augusto fue el nuevo Centro del Mundo y como tal, la representación de la Casa de la Divinidad.
El Emperador hizo posible que todos los hombres, ciudadanos y peregrinos, puedan realizar su camino hacía la Luz a través del "Callis Ianus", el sendero que rememora el primordial "Sendero de Anu". El sendero del aprendizaje espiritual que permite al hombre la consecución de la "sabiduría" interior.


AUGUSTO PRIMAPORTA SEÑALA EL NUEVO OCCIDENTE

La Geografía Sagrada de Augusto
Octavio Augusto, el primer emperador de Roma, establece durante su mandato un período donde los nuevos Arkhontes gobernarán y los filósofos aconsejarán a estos dirigentes, iluminando al pueblo a través de las academias y los centros de aprendizaje.
Así fueron puestas las bases de la Edad de Oro del gobierno de Octavio Augusto, el Príncipe.

Pero además, es importante comprobar que el gobierno colegiado, compuesto por sus hombres de confianza, aunaba el poder religioso, el poder económico y el poder cultural, a través de sus representantes: "los llamados nuevos Arkhontes".

Octavio Augusto tiene pleno conocimiento en vida de que encarnaba la profecía de ser "El Elegido" por los dioses entre los hombres.
Esta leyenda fue especialmente desarrollada en la época de Augusto, y tuvo su origen en los círculos neopitagóricos, particularmente por P. Nigidio Figulo, que fue el Gran Maestre de la cofradía de la "Ciencia Sagrada", durante el nacimiento de Octavio.
Con el impulso del renacimiento, inaugurado por Octavio Augusto, se fue abriendo paso la creencia de que aquel reinado bien podía anunciar algo, como una nueva Edad de Oro. De esta creencia se hizo eco Virgilio, en la célebre Égloga IV de sus Bucólicas, en la que canta el regreso de la Virgen Astrea:
"La gran serie de siglos comienza de nuevo. De vuelta está la Virgen, de vuelta el reino de Saturno...."
Todo este poema está bañado de la atmósfera de los círculos neopitagóricos, de los que formaba parte Virgilio, y que creían en la cercana regeneración de la humanidad. Para los espíritus místicos del siglo de Virgilio, aquella época era realmente el fin del "Gran Año", cuyas dolorosas transformaciones iban a engendrar la nueva Edad de Oro relacionada con el regreso de Astrea, la Virgen de la Justicia.

La profecía que proviene de la tradición primordial señalaba a "El Elegido" como el que conoce los acontecimientos del porvenir, dirige las causas de esos acontecimientos, y puede hablar a Dios cara a cara, esto quiere decir que ocupa el punto central donde se establece la comunicación directa del mundo terrestre con los estados superiores y, a través de éstos, con el Principio Supremo.

Octavio Augusto como "Príncipe", como un nuevo Eneas, como un nuevo Rómulo, debe establecer en la tierra un nuevo centro, a partir del cual se repita la cosmogonía. Debe establecer una nueva fecundación de la tierra virgen por el espíritu divino, como unión de contrarios en la unidad. Debe de fundar una nueva ciudad que equivalga a una refundación del Cosmos, repetir la cosmogonía, una refundación como matrimonio sagrado entre la tierra a ocupar y la otra Tierra prototípica, celeste e Ideal; la ciudad de abajo se estructura a imagen y semejanza de la de arriba, y así, ese trozo de tierra sacralizada pasará a ser el nuevo Centro del Mundo, Templo a cielo abierto, el habitáculo de , la "presencia real" de la Divinidad.

Octavio Augusto, primer emperador romano y a la vez discípulo de las academias greco-latinas, se reconoce así mismo como continuador del linaje sagrado que debe establecer en la tierra un nuevo centro. Debe de fundar una nueva ciudad que equivalga a una refundación del Cosmos y que será llamada como la Ciudad Sagrada de Augusto, "Lucus Augusti", literalmente el bosque sagrado de Augusto.

Para ello, según el rito antiguo, debía determinar lo que se podría llamar: una geografía sagrada o sacerdotal, ya que la posición de las ciudades y de los templos, según el rito de Jano , no era arbitraria, sino que se determinaba según leyes muy precisas.

La Ciencia Sagrada establecía los lazos que unían: el "arte sacerdotal" y el "arte real", con el arte de los constructores, ya que las antiguas corporaciones estaban en posesión de una verdadera tradición iniciática. Jano era a la vez el dios de la iniciación a los Misterios y el de las corporaciones de arquitectos (Collegia Fabrorum). Además, entre la fundación de una ciudad y la constitución de un nuevo Centro, según establecía la doctrina tradicional, eran necesarias unas adaptaciones a las condiciones definidas de cada tiempo y lugar, debía existir una relación tal, que la primera debía simbolizar a la segunda.

Era muy necesario realizar estudios especiales, para fijar el emplazamiento de una nueva ciudad, que estaba destinada a convertirse en metrópoli espiritual de toda una parte del mundo; el nombre de la nueva ciudad, su emplazamiento y las circunstancias de su fundación, tenían que ser examinados cuidadosamente bajo este punto de vista y bajo la dirección del que tuviese el conocimiento y la autoridad para hacerlo.

Marco Agripa, Gran Maestre de la Cofradía de la Ciencia Sagrada en la época de gobierno de Octavio Augusto, era el señalado para realizar este trabajo. Sus conocimientos de gnomónica y arquitectura le permitieron determinar, sin posibilidad de error, el emplazamiento de la nueva ciudad que iba a ser llamada a convertirse en el Centro del Mundo.

En la antigüedad ya existían centros sagrados fundados a lo largo de épocas sucesivas. El rito romano, recuperado por el propio Octavio, señaló en el territorio del Imperio una geografía que relacionaba los centros que, a lo largo de los ciclos, aseguraron la conservación de la tradición.

Marco Agripa en el año 26 a.C. fue el autor de un mapa geográfico monumental que se expuso en el Campo de Marte de Roma, según instrucciones de Octavio Augusto .

En ese mapa geográfico figuraban las ciudades principales del Imperio y, entre ellas, las elegidas según una estudiada geometría sagrada y solo visible para los iniciados, que determinaba el futuro emplazamiento de la futura ciudad sagrada de Augusto.

En el momento en que se realizó el mapa monumental, Roma era el eje del mundo. Su emplazamiento determinaba, no solo un centro geométrico dentro del Imperio, sino el Centro del Mundo como lugar sagrado. Esta conquista del emperador es la que el "Orbis Terrarum" muestra, la cosmogonía que explica el nuevo mundo romano a los ciudadanos del imperio. No olvidemos que el encargo fue pensado para ser expuesto de manera pública ante los ciudadanos de todo el mundo romano, y que es también en este momento cuando Augusto dispone de la erección de una piedra miliar dorada (miliarium aureum) como símbolo de que Roma es el Nuevo Centro del Mundo.

Octavio, durante su mandato, tuvo una especial relación con Oriente. Fueron muchas las ciudades que recibieron sus cuidados e inversiones para recuperar sus templos y edificios públicos. De todas ellas, Éfeso, sede del Templo a Artemisa (Diana en el panteón Romano), fue la que recibió un trato más destacado, de todas las ciudades de Oriente. Éfeso se convirtió en la Puerta de Oriente, no solo por su carácter comercial, sino como puerta de iniciación a los misterios de la diosa madre, representados por la diosa Luna Diana-Artemisa.

Existe una línea, que trazada sobre el mapa del Mar Mediterráneo (tal como Agripa dispuso), une los lugares donde Éfeso y Roma se emplazan. Toda línea une dos puntos, pero sólo ésta posee la dirección que, procediendo de las tierras de mesopotámica, al oriente de las tierras de Egipto, donde nace el Dios Sol, enlaza las ciudades que en cada época, tuvieron una significación sagrada para sus pueblos. El "Decumanus" del Cosmos.

Cardo quiere decir "EJE", línea en torno a la cual gira el sol, de Norte a Sur. Decumanus que proviene de duodecimanus, la línea de las doce horas entre la salida y la puesta del sol, de Este a Oeste.
Esta línea geográfica, a modo de nuevo sendero de Anu, de real Tar de Atón, de recorrido del dios Apolo en su carruaje de fuego, como cadena de Lugh, es signo de alianza entre las ciudades de Éfeso, Roma y el Finis Terrae, el fin de la tierra, el lugar donde, según la tradición, el Sol poniente va hacia las entrañas de la Tierra para renacer luego al amanecer.

Por ello, la Ciudad Sagrada de Augusto debía de estar emplazada sobre esta línea celestial, al igual que, en su momento, se establecieron las ciudades de: Apolonia, fundada por Anaximandro, primera ciudad de la historia dedicada al dios Apolo y lugar donde Octavio y Agripa fueron iniciados en los misterios de la Ciencia Sagrada, y Tarquinia, ciudad sagrada etrusca por antonomasia y lugar donde Octavio recibió el Clipeus o escudo dorado de manos de Venus. La Ciudad Sagrada de Augusto, Lucus Augusti, se convertiría en la nueva “Puerta de Occidente”.


DECUMANUS SOBRE EL MAPA DEL MUNDO DE AGRIPPA

El Imperio de Augusto sería en una gran cosmogonía dedicada a Ianus, e, al igual que su templo de Roma, tendría en la capital su centro, el eje del mundo. La Puerta de Oriente dedicada a la diosa Luna, en la ciudad de Éfeso, y la nueva Ciudad Sagrada de Augusto, "Lucus Augusti" la actual ciudad de Lugo, dedicada al dios Sol, como Puerta de Occidente.

Gracias a los conocimientos de Agripa, se determinó el emplazamiento, en lugar adecuado, en tierra virgen, en la Gallaecia (recientemente pacificada por la intervención del propio Agrippa), según la línea sagrada que une el oriente y el occidente y próxima al Finis Terrae, donde se construiría el Ara Solis, el altar al Sol poniente.

Según los términos de la tradición, este lugar sería una "tierra santa", a imagen de todas las demás "tierras santas", un lugar sagrado, un centro espiritual al cual estarían conectados los demás centros sagrados de la tierra.

La ciudad Sagrada de Augusto se emplazaría en lugar seleccionado previamente por Agripa, durante su estancia en la Gallaecia. La ciudad se encontraría en las llamadas aún en la actualidad "Terras do Miño" , emplazada de acuerdo con unas relaciones geométricas especiales entre la ciudad y los enclaves circundantes, desarrollando unos vínculos entre este Centro Santo y el territorio ungido, sobre el decumanus cósmico trazado en el mapa de Agripa.

La Ciudad Sagrada de Augusto, "Lucus Augusti" , se encuentra, así pues, en el centro de este territorio fértil que es regado por las aguas del río Miño. El centro geométrico de este territorio es el denominado Alto de Garabolos, lugar donde Agripa tomó posesión, en el momento inicial de pacificación del lugar en el año 19 a.C., siete años después de la construcción del "Orbis Terrarum" en Roma.


TETRAGRAMA SOBRE LAS "TERRAS DO MIÑO" I

Marco Agripa como experto geógrafo y trazó un mapa del territorio y con centro en ese lugar, realizó un círculo de veintiuna millas romanas de radio (tres veces siete), aproximadamente treinta y un Km. y, sobre el trazado de ese círculo, mandó emplazar las aras sagradas que fueron la génesis de las poblaciones que en la actualidad reciben el nombre de: Villalba, Meira, Baralla, Sarria, Palas y Guitiriz.

El trazado de ese círculo, con esas dimensiones exactas, determina el territorio sagrado donde,
en el futuro, se emplazará la Ciudad Sagrada de Augusto.

Con el mismo centro y con radio de catorce millas (dos veces siete), se emplazaron nuevas aras sagradas que, al cabo de 2000 años, son las poblaciones que reciben el nombre de Friol y Castroverde y, sobre un nuevo círculo de siete millas de radio, los enclaves de Rábade y Nadela.

En el interior de ese círculo, al unir de forma geométrica las diez (X) aras romanas, se dibuja la forma del monograma sagrado de Arkho quedando sobre el territorio elegido la señal de la cruz, el símbolo de la Luz.

El monograma está formado por un círculo y en su interior, las cuatro letras griegas: la letra chi, en forma de cruz; la letra rho, como un callado; la letra alfa, como un compás y la letra omega, como un puente. Las cuatro forman la palabra de la divinidad, Arkho, orientada al sur. (En la actualidad el monograma posee un giro de 4º en función de la nueva orientación magnética tras el paso de 2000 años)

Si en ese círculo, trazado por Agrippa, unimos las poblaciones de Guitiriz con Baralla y la de Meira con Palas, tendremos la cruz de la letra chi. La letra rho se traza uniendo Villalba con Sarria - pasando por Rábade y Nadela -, y con el curso del río Miño, en el tramo sur, formará el callado de la letra. Y por último, el lugar exacto de la letra alfa, lo determinará el enclave de la población de Castroverde y la de la omega, la de Friol.

Todas estas poblaciones tienen exactas relaciones geométricas entre sí, formando, en el territorio seleccionado por Agripa, el símbolo sagrado de la divinidad.


TETRAGRAMA SOBRE LAS "TERRAS DO MIÑO" II

Las poblaciones de las Terras do Miño están dispuestas de acuerdo a un rito que sacralizaba el territorio y a sus habitantes. Esto era así porque era necesario que esta zona tuviera la bendición de los dioses celestiales.

La futura Ciudad Sagrada que Augusto fundará siete años mas tarde, precisaba de este ritual previo. El tetragrama de Arkho dependía únicamente de los Pontífices y ellos eran los responsables máximos del culto y su liturgia.


TETRAGRAMA DE ARKHO
Orientado dirección Sur hacía abajo, similar al mapa geográfico)

De esta forma, y de manera simultánea, la Ciudad Sagrada de Augusto ocupará el papel de puerta a lo celestial. La puerta de occidente a la divinidad. La tierra sacralizada, Templo a cielo abierto, habitáculo de Arkho, la "presencia real" de la Divinidad.

Un "lucus", en latín, es un término que, originalmente, determinaba un claro en la espesura del bosque en el cual habitaba un dios. Este término evolucionó y posteriormente se empleó también para nombrar a los templos y ciudades que, emplazados en un bosque ya existente,
se edificaban como santuario a una divinidad elegida.

Tras la inesperada muerte de Agripa, Octavio Augusto eligió como legado augusteo para que realizara la fundación de su Ciudad Sagrada al caballero miembro de la orden ecuestre: Paulo Fabio Máximo. Éste se dirigió, en el año 12 a.C., a la Gallaecia, para ejecutar el ritual. Siete años después del trazado por Agripa de la geometría sagrada sobre la "Terras do Miño".

En la tradición etrusco-latina, el lugar favorable para el establecimiento de la nueva ciudad, se obtenía mediante la observación del vuelo de unas determinadas aves; En Roma, en primer lugar, era imprescindible el rito de "la contemplatio", que era efectuado por un magistrado: el augur. Una vez alcanzado un lugar elevado, generalmente la cima de una montaña, se escrutaba el cielo y, según la topología de ese instante, se debían advertir en ella dos coordenadas, dos meridianos cruzados, que configuraran - convenientemente dibujados sobre la superficie de la tierra -, las dos direcciones principales o ejes de la ciudad. En el caso de que se dieran las condiciones celestes favorables, quedaba así "in-augur-ada" la ciudad.


LA CIUDAD SAGRADA DE AUGUSTO

La ciudad sagrada de Augusto, cumplía de manera exacta cada uno de los ritos geométricos, que el culto a Jano-Quirino-Arkho establecía. El proyecto redactado por Marco Agripa, y determinado en el códice escrito por él mismo siguiendo la petición de Octavio Augusto, posee una geometría de orden universal, "una cosmografía, a partir de la cual, y siguiendo un complejo sistema de proporciones, se establece, en el orden de lo sensible, una distribución analógica al orden cósmico".

Su forma, según el rito de Jano y de geometría igual a su templo, tenía planta cuadrada, formada por una cuadrícula de doce por doce cuadras, dividida en cuatro barrios orientados de acuerdo a los cuatro puntos cardinales, e igual que el templo, que tenía doce columnas, la ciudad tenía doce puertas de entrada.

La ciudad se implanta en el territorio de acuerdo a la escuadra pitagórica 5-12-13 y sigue lo estipulado en el proyecto redactado por Marco Agripa, en cuanto a la ordenación de sus calles, espacios públicos y edificios. Cada uno de ellos se rige de acuerdo a la misma escuadra pitagórica en sus proporciones. La ciudad cumple las reglas de los Collegia Fabrorum del siglo I a.C., herederas de la tradición de la Ciencia Sagrada que los Arkhitekton han sabido utilizar a lo largo de los siglos.

Una ciudad sagrada, como Lucus Augusti lo fue, requería de un territorio virgen. Un bosque de robles a las orillas del río Miño y sobre el callado que forma su curso como la letra Rho del monograma sagrado de Arkho en el territorio, era lugar apropiado según el rito.

Lucus Augusti fue en su fundación la ciudad del Sacramentum. Su origen como ciudad está determinado por la voluntad de Augusto de alcanzar una convivencia en paz entre Roma y los pueblos indígenas. Ese es uno de los rasgos principales de la ciudad que permanece, aun hoy, como seña de identidad de la urbe. Lugo Ciudad del Sacramento. Su construcción en solo siete años después de ser fundada la convirtió en el nuevo centro espiritual de occidente. Lucus Augusti cumplió con un ritual de reglas ajustadas a las coordenadas espacio-tiempo según establecía la Ciencia Sagrada.

Lucus Augusti, como centro espiritual, al mismo tiempo que posee una localización que la relaciona con otras Tierras Santas, debe de tener una significación simbólica.
En efecto, los hechos históricos vividos en la Gallaecia traducen, a su manera, verdades de orden superior, en razón de la ley de correspondencia, que es el fundamento mismo del simbolismo, y que une a todos los mundos en la armonía total y universal. La idea que evoca, la representación de que se trata, es esencialmente la de "estabilidad", idea que he indicado, precisamente, como característica del Lucus: la ciudad debe permanecer inmutable en medio de la agitación incesante en su alrededor, la agitación que es una imagen de la del mundo exterior; y es menester haber atravesado la selva de las pasiones para llegar al Monte de la Salvación, al Santuario de la Paz.

Lucus Augusti es la Puerta de Occidente, Ianua foris, puerta protegida por Jano.

Es a partir de la edad media cuando el poder católico refunda un nuevo lugar bajo apariencia cristiana. Esta refundación es solo un cambio de conveniencia, se traslada el poder sagrado desde la antigua ciudad de Lucus Augusti, Lugo, la capital del territorio en la época antigua a un nuevo lugar sagrado, a cien km hacía occidente, en Compostela, bajo dominio extranjero. (El poder de los francos y la corte de Carlomagno, el nuevo César).

Así cada año santo, que se celebra desde hace más de veinte siglos y según la tradición celta del dios solar Lugh , cuando el 1 de Augusto, día del calendario dedicado al dios sol, coincide con el día de la semana dedicado al mismo dios, "dies solis", domingo, -1 de agosto en domingo-, en el Campo de la Estrella, y siguiendo el ritual del dios Jano, se abre la Ianua foris en la plaza de la Quintana de la catedral de Santiago de Compostela, puerta abierta a oriente, según el rito pagano. Quintana tiene en su nombre origen romano, señala a la puerta que comunica con el centro, con el lugar donde reside el que manda, con el primero, con el Principio, con Arkho.

En la puerta interior de la catedral compostelana, protegida por Jano, Ianua foris, está escrito su nombre en griego, Arkho, "Principium Deorum", el Dios del Principio, el Primero. Todos los peregrinos que viajan a la tierra santa de occidente solicitan su protección y bendición al cruzar, según el rito antiguo, por debajo de ella.

Este ritual se produce hoy igual que desde hace 2000 años en el convento del extremo occidente. Inicialmente en Lucus Augusti, ahora en el Campus Stellae.

El "Principium" permanece en el territorio de Lucus Augusti, en el extremo occidente.


© Carlos Sánchez-Montaña

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LUCUS AUGUSTI
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